Elaboramos y criamos nuestros vinos en una bodega construida sobre las ruinas de la antigua cava familiar del siglo XIX.
Debajo de toneladas de piedras y tierra se encontraba el centenario calado subterráneo, que fue lo único que pudimos conservar. Hoy en día nuestros vinos siguen reposando como lo hacían en el pasado.
El calado alcanza una profundidad de 12 metros, lo que permite mantener una temperatura constante de 12-13º a lo largo de todo el año para la óptima conservación del vino.
Su diseño en forma de arco y las robustas piedras utilizadas en su construcción nos acercan a nuestras raíces, entender la historia del vino y trasladarnos hasta las costumbres vitivinícolas de nuestros antepasados.
En la planta de envejecimiento, la combinación de nuestras barricas de madera y las columnas de hormigón hacen entender la evolución que ha tenido la historia del vino a lo largo del tiempo.
La planta de recepción de la uva y fermentación, de moderna construcción para adaptarse a los nuevos métodos de elaboración, junto con el saber de la larga experiencia de nuestro enólogo y bodeguero, es perfecta para garantizar un magnífico proceso de fermentación.